11 de junio de 2011

un solo cliente, una sola idea, una sola tecnología... (qué bien¡¡, no?)

Podemos tener un solo cliente, con un proyecto sencillo en el que nos bastamos y sobramos para hacerlo solos. Nos pegamos el tiempo que queramos con él para tratar de que no se se deslice ningún requerimiento e incluso mirarnos a la cara y decirnos “¡esta vez no se nos escapa nada¡” y
suponemos que este cliente muere al instante (habrá sido por el café que amablemente le hemos servido durante la n-ésima reunión… -para que no sufriera...-).

Trágico (c’est la vie, mon ami” como diría mi amigo) pero.. ¡qué le vamos a hacer…!

¡Habremos conseguido las condiciones ideales para que no haya cambios, revisiones o ideas brillantes de última hora…¡ El proyecto perfecto.
Pero la vida de un proyecto no es así (afortunadamente –nos quedaríamos sin clientes y sin cambios para que un gestor de proyectos los gestionase…-). ¡¡Ohhhhhh!! Qué pena.... 
Las partes (des)interesadas y sus circunstancias
Afortunadamente hay muchas partes interesadas (cada una con sus “cadaunadas”) cuyas necesidades y expectativas cambian con frecuencia y no son fáciles de poner “negro sobre blanco” sin que salga algún borrón (cuando utilizábamos  plumas en el cole –que mayor soy..- les llamábamos “chinos”).
No solamente son muchos y cambiantes sino que, además, ni siquiera le podemos echar la culpa porque realmente no acaban de entender qué es lo que realmente quieren hasta que otras partes les dan su impresión sobre lo que quieren (suena a trabalenguas...) o empiezan a ver la apariencia de lo que inicialmente querían.
el entorno (interno y externo) cambia (¿¿es que no puede estarse quieto??... No)
los proyectos pueden ser simples y acotados pero para esos proyectos -que son pocos, muy aburridos, no aportan valor - no se requieren de nuestros servicios como gestores de proyectos (y no está la cosa para no ser necesarios…) y además el entorno es como el cauce del río -con rápidos, remansos, pedruscos en medio,...- por lo que no nos queda más que ser http://www.youtube.com/watch?v=OW-cnizLDEE "water my friend"-
el equipo (¿Qué tal las navidades? ¿Bien o en familia…? –ácido saludo navideño-)

cada miembro (y miembra, como decía nuestra extinta ministra de igualdad) tiene diferentes
habilidades,
capacidades intelectuales,
inteligencias emocionales,
experiencia (como denominamos a nuestros errores pasados –Oscar Wilde dixit-.),
puntos de vista («Y es que en el mundo traidor nada es verdad ni es mentira; todo es según el color del cristal con que se mira» Campoamor escribió),  
actitudes
prejuicios (“¡Triste época la nuestra! Es más fácil desintegrar un átomo que un prejuicio.” Albert Einstein para quien los prejuicios eran… relativos)
Y encima cada mañana se levantan con diferente humor (dependiendo de intangibles como el tiempo, esa mirada del c….. del vecino, ese comentario del marido/a, mujer/o justo antes de cerrar la puerta de casa,…).

Y llegan todos, impredecibles, a (tratar de) trabajar juntos… con lo que el nivel de complejidad del proyecto… en fin… aumenta.
Pero, qué sería de nuestros proyectos si fueran como el proyecto inicialmente descrito –complicándolo como mucho con un cliente al que se le ocurren dos o tres cambios nada más, el entorno fuera estable como mi (excesivo) peso y el equipo fueran máquinas programadas para asentir ante nuestras ideas, sugerencias, órdenes,…
¿Qué mal rollo, no? Porque... ahora que hago el resto del día....

pd. hablando de cambios... en breve http://dnlsunnypm.blogspot.com pasará a  www.danielecheverria.com pero, como seguimos una gestión agile del proyecto, estamos haciendo sprints pero con fecha móvil... ;-)

1 comentario:

  1. Hola, Daniel, cómo estás?

    Soy Goio, estuve en tu reciente curso dado en Bilbao y ahora que tengo la documentación que nos dejaste, he conseguido visto bueno de mi organización para una pequeña charla interna resumen sobre el tema. Se ve que he sido entusiasta sobre las dos jornadas que nos diste! Aunque espero que nos sea útil de veras!

    Gracias y un saludo.

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