Pon un PMP en tu Empresa y…
1. Te refrescará un poco las ideas, te centrará tras el paseo en Elefante y te contará un chiste
Antes de dar este apasionante paseo por la gestión del cambio a lomos del Elefante, con el PMP-Jinete guiándolo por el camino adecuado, habíamos:
· Dejado claros los objetivos y requerimientos del producto
· Y puesto negro sobre blanco en el acta de constitución (o project charter)
· Hecho una lista de partes interesadas y en qué estaban interesadas y cómo íbamos a tratarlas
Y una vez que tuvimos claro lo qué quería el cliente y las partes interesadas,
· definimos el alcance (cuál es el trabajo total) necesario para entregar el producto
· y estimamos el plazo total que nos podía llevar realizar todo el trabajo
· y también estimamos el presupuesto total del proyecto….
¿O no? Pues NO. Ese total subrayado no es tal, sino, de momento, parcial y provisional. Porque, y a eso nos vamos a dedicar en los posts que nos lleven al sprint final de la fase de planificación, teniendo claro alcance, tiempo y coste es cuando podemos planificar
· La calidad
· Las comunicaciones
· Los riesgos del proyecto
Y, ya te adelanta tu PMP, afectarán al alcance, al tiempo y al coste… con lo que, es muy probable que tras esta segunda tanda de planificación tengas que volver al inicio: redefinir el alcance, re-estimar el tiempo y el coste y volver a planificar calidad, comunicaciones y riesgos en un proceso iterativo –no te asustes que en la primera vuelta está prácticamente listo- .
Y para que no empieces a ponerte nervioso con que todavía estamos planificando sin haber empezado a TRABAJAR, seguro que el simpático de tu PMP te cuenta un chistecito para introducirnos en el proceloso mundo de la calidad
- ¿Qué es la calidad?
- ¿Y tu me lo preguntas?
- Calidad eres… tú
y que le ayudará a explicar algunas cosas después...
“En un pueblo donde vivían dos señores de nombre Pedro González, una sacerdote y el otro taxista. Y quiso Dios –quien va ser si no…- que murieran el mismos día.
Así que llegan al cielo donde en la puerta les espera Dios (Pedro estaba apagando fuegos –porque los project managers suelen acabar en el infierno-).
- Soy Pedro González
- ¿Quién, el sacerdote?
- No, no soy el taxista.
Consulta Dios la planilla que tenía preparada y reconociéndole en la lista le informa con voz divina “ irás al Paraíso” mientras le da un manto con cinturón de oro y una bara de platino con incrustaciones de diamantes.
El taxista más contento que un project manager después de haber cerrado un proyecto.
A continuación pasa el siguiente…
Hola –dice Dios- ¿Quién eres?
- Soy Pedro González
- ¿Quién, el sacerdote?
- Sí, mi amado señor.
Consulta Dios la planilla que tenía preparada y reconociéndole en la lista le informa con voz divina “irás al Paraíso” mientras le da un manto de lino y una vara de roble.
El sacerdote, muy mosca, le dice a Dios, “Pero no puede ser. Yo conozco al otro Pedro González y era un desastre, se saltaba los semáforos, se subían por las aceras, era el terror de las ancianitas en los pasos de cebra….” Y prosigue “yo en cambio, me pasé sesenta y cinco años de vida atendiendo la misa de la parroquia. Y a hora se me paga con una bata de lino y una vara de roble en vez de oro, platino y diamantes…”
Dios, tranquilo y paciente –cómo va a ser si está ahí siempre…- le explicó que :
“Como ocurre en las empresas en la tierra, en el cielo hemos comenzado a adoptar las evaluaciones por objetivos…. Y cuando tu paisano el taxista llevaba a sus clientes, éstos se pegaban el viaje REZANDO. Mientras que cuando tu dirigías la misa, los feligreses, SE DORMÍAN”.
“Y”- concluyó-“ Padre Pedro, los OBJETIVOS son los OBBJETVOS”.
Así que para que no nos pase como al sacerdote… veamos qué tienen en común calidad y objetivos… pero para ello, hay que bajar a la tierra…
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